SERGIO TRUJILLO DÁVILA

Bogotà, 1947

Paisajes que parecen haber sido soñados. Naturalezas que se funden con el cielo de manera misteriosa. Bosques y montañas que siempre estuvieron ahí, estáticos, imperturbables.

Atmosferas silenciosas. Figuras estables delicadamente dibujadas con múltiples matices (monocromos) entre el blanco y el negro. Lugares elegidos por el éspirtu del fotógrafo, el lenguaje visual de su interior.

Instantáneas que no revelan ni el inicio ni el final, expresan los tiempos intermedios de los procesos. Procesos indeterminados como la niebla que recuerdan el estado de ensoñación. Un sueño que ocurre en lo alto de manera extraordinaria para que la naturaleza se muestre sinuosa y blanda.

Durante la década de 1970, Sergio Trujillo D, en clave monocromática, construyó universos visuales con distintos matices. La serie de paisajes y nieblas se alternaba con series de carteles murales que registraron la temperatura política del periodo. Fotografías con animo de foto-reportería capturaron la vida y la iconografía popular del campo y las urbes colombianas. La política y la vida del pueblo fueron retratos de la época cargados de humor. Los paisajes, de poesía y contemplación. Pero tal vez el realismo mágico, entendido como acontecimientos que desbordan la realidad por ser maravillosos o por ser el resultado de conjunción de extraños elementos, es la característica que cohesiona estos universos divergentes.

Milena Trujillo Acosta, 2024

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